viernes, 27 de abril de 2012

Con los cinco sentidos

Saboreamos el dulce y a la vez ácido fruto de los nísperos y masticamos las hojas de yerbabuena.
El olor de las últimas flores de azahar nos  anuncian las naranjas.


Observamos las flores rojas del granado, y nos sorprendemos con almendras y ciruelas, aún verdes, que maduran en un mismo árbol injertado.
Palpamos las grandes y rugosas hojas de la higuera






Nos frotamos los dedos con las hojitas de lavanda y de romero. Luego nos olemos los dedos













































Nos manchamos las manos con las hojas más brillantes de la jara pringosa, y con la pegajosa resina del pino piñonero.
Probamos las bayas del madroño y la morera. 
Buscamos las blancas flores del majuelo y la retama



Nos comemos las flores de robinia, que saben a chícharos crudos.






 Escudriñamos en las diminutas flores de los tarajes.











sábado, 21 de abril de 2012

La retama de olor, gayomba.

Arbusto de hasta 3 m de altura con largas y flexibles ramas que pierden pronto la hoja y desarrollan unas espectaculares y olorosas flores amarillas que aprovechan las abejas para elaborar una rica miel.

Muy abundante en el monte mediterráneo, hasta los 1000 m de altitud. Suele cultivarse como ornamental.

Fácil de recolectar. Conservación en frío y ambiente seco. Admite conservación al aire. Siembra en invierno-primavera.

Visita al Pinsapar


















La visita de los alumnos de 5º al pinsapar desde Zahara de la Sierra ha permitido observar en plena naturaleza algunos de los árboles que estudiamos en nuestro Jardín Botánico escolar. Desde la carretera  divisamos los olivares, durante la caminata distinguimos las encinas, los quejigos y los chopos. Entre los arbustos vimos ardiviejas, durillos, majuelos, lentiscos o madroños.
Nunca hemos conseguido que crezcan en nuestros patios los pinsapos de las laderas sombrías.




















































































































































sábado, 14 de abril de 2012

Huerta de Rosario
















Con las lluvias de abril, han florecido muchas plantas del jardín del colegio, como la jara pringosa,  la ardivieja,  el majuelo, el taraje o el naranjo.






No muy lejos del colegio está la Huerta de Rosario. Su noria, la alberca y el pozo dan señal del manantial subterráneo que corre bajo su fértil tierra. Hasta hace unos quince años esta gran huerta familiar dedicaba una parte a los liños de verdura, otra para frutales como granados y naranjos, y otra parte a un jardín privado, con especies traídas de medio mundo, como la palmera canaria, el papiro, el bambú, el ombú o bella sombra, la casuarina o la jacaranda. Los dueños de la finca señalaban con azulejos las tumbas de sus perros.









Al comprarla el ayuntamiento, la Huerta de Rosario se convirtió en un parque urbano, que da nombre a un barrio y a un instituto. En la antigua casa de la huerta ahora hay una guardería y un centro de día.






La zona alta de la Huerta de Rosario está dedicada a huertos sociales, parcelas cedidas a personas jubiladas para que las cultiven. Allí distinguimos el perejil, la cebolla, la acelga, la lechuga, la patata y las primeras matas de tomate









Hablamos con los hortelanos, observamos sus técnicas modernas y tradicionales de riego y de cultivo, nos comimos unas habas crudas, tiernas y dulces recién recogidas


Vimos cómo estos huertos sociales ayudan a las mujeres y a los hombres mayores a seguir su actividad física y mental, y a mantener relaciones sociales.










De vuelta al colegio, también nosotros cuidamos de nuestro huerto. Es tiempo de labrar la tierra para empezar a plantar las verduras en los huecos que dejan las higueras, los almendros, los perales, las viñas y el granado,