viernes, 10 de febrero de 2012

El arroyo de El Doctoral

A cien metros del colegio discurre en secreto el cauce seco de un arroyo.
Buscamos su rastro dejando rodar una pelota por las calles que han sustituido a las huertas y las viñas. A veces el arroyo lo ocupa un solar con cañas o un carril. Cuando cruza el callejón de Jerez, los canalones construidos nos confirman su cauce.
En ocasiones es imposible seguir el arroyo. Una tapia o una casa impide el paso. Cuando llueve torrencialmente, estas construcciones actúan como una presa, cortando el curso del agua y provocando inundaciones.










El arroyo reaparece junto al bosquecillo de El Doctoral entre enormes eucaliptos, acacias espinosas y algunas adelfas


En las huertas abandonadas a su paso han vuelto a crecer los bulbos de lirios.












Entre los frutales olvidados sobreviven los más fuertes, los que resisten por años las sequías y el descuido. Las higueras ibernan, los olivos han sido ya vaciados de aceitunas, y los almendros hace semanas que mantienen su floración frente a las heladas tardías de febrero.






Abajo del bosquecillo, el arroyo se ha canalizado tras los estragos que las lluvias de los últimos años provocaron en los animales de las granjas. Fluye hasta las salinas oculto bajo la carretera de El Marquesado.
Cuando diluvia, reaparece en la Venta Agustín aislando Chiclana a la salida para San Fernando.

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